VIDA

Sacro silencio con que se escribe,

El aliento del oculto peregrino,

Entre frías sombras guardado,

Más allá del tiempo y de los vientos,

Que mueven a los árboles aún soñolientos,

A mecerse ávidos de la lluvia madre,

Moviendo sus ramas para abrazarla,

Al sentir ya sus manos mojadas,

Que aún sin tocar rozan el alma.

Vibrante sonrisa del cielo,

Que entre las nubes esconde,

El sagrado paradero de un sol brillante,

Que con cálidas miradas, la tierra roza,

Llenándola de vida y de simientes,

Que brotan con gratitud intrínseca,

De la profunda cuna que bien las mece,

Alimento de dioses y pequeñeces,

Así llaman al pan que ahora me ofreces.