RECUERDOS

Mercenario de la vida, en trozos partida,

Atónito vidente que muestra sus cartas escondidas,

Recinto precintado que surge de la mente,

Vacío preñado de ardientes sorpresas,

Que prenden en esbozos mil veces sentidos.

Escombros, cobijos, resguardos, acertijos,

Estrategias hiladas con cuadros esbozados,

Entremezclados como hijos solícitos,

Adictos a una madre que aguarda sorprendida,

Que con sutiles hebras los sostiene en el apego,

Del patriarca Tiempo, camuflado en canas,

Antaño Dios de fugaces miradas,

Que aguarda velando en cada paso,

Los recuerdos fugaces de cada vida,

Diezmada en besos, en diversas ansias,

Que como estrellas viven en lo más profundo,

De cada ser, de cada verso.

PALABRAS

Gestos incandescentes convertidos en energía

Desplazamientos oscilantes que mueven mi universo

Vacío y plenitud en un instante,

Sequedad sombría en el gaznate

Tañidos de una campana hueca de emociones

Que convulsiva se revuelve en oquedades sollozantes

Gutural emersión de un sentimiento todavía en gestación

Que como recién nacido se despereza hambriento

Buscando refugiarse en el cálido pecho de su madre

Así mi boca busca la tuya, pero no la encuentra

Y miles de sonidos caóticos se disparan intensamente

Sin saber, sin conocer qué futuro les aguarda

Y ahora, con pretensiones de sabiduría, se arrepienten

De haber salido disparados, pues no encuentran su destino

Tan lejos del tuyo y del mío, movido en el silencio

Silencioso hogar donde reposan más allá de toda calma

Los espíritus soñolientos ansiando estar despiertos

Así quiero estar yo, siempre en tus sueños,

Inmersa en el espíritu del Amor incansable del que Es

Y sigue siendo aquí y ahora,

Cobijando mi alma en sus brazos alados

Con calma infinita y paz creciente

Que alimenta mi ser y libera mi mente del temor a perderte.

OLVIDO

Cimbrear, mecerse en el sonido vacío,

Rendirse a unos brazos que no abrazan,

A una voz que en quedo diapasón aguarda,

A un eco resguardado del más allá ausente,

Inerte a cualquier muestra de sentido,

A cualquier prueba del mental amigo,

Como un respingo sobrado de sí mismo,

En el fulgurante caminar del peregrino.

Sollozos amargos que dejas atrás,

Como rezo de plañideras distraídas,

Descentradas, y al recuerdo sometidas,

Como si en ello mismo les fuera la propia vida.

Resguardo anónimo de vientos que no existen,

Ángel que volatilizas aquello que no eres,

Despertar herido de un vagabundo errante,

Que se olvidó de si mismo al olvidarse

MÚSICA

Atrevida pausa entre oscilantes ruidos,

Mecer clarividente del lejano sonido,

Ritmo aguerrido del eco atemporal,

Que resuenas ávido de sentidos atentos,

Que se mueven entre tus clareados cabellos,

Sujetos con soltura del átono estribo,

De la tierra brotado y al sol crecido.

Óseos torniquetes con disfraz envueltos,

Que deseosos acariciáis con rasgado ademán,

Disonantes acertijos que acompañáis con esmero,

Tan semejantes prodigios que sorprenden y atesoran,

El lamento encendido entre hojas derramado,

Para que otros también con lágrimas y sonrisas,

Hagan brotar la atención de quienes ya perplejos,

Entre sus oídos sienten el derramar musitado,

De una obra tan precisa que permanece sentida,

Más allá de todo tiempo, por autores y cantores.

De la creativa encendida que hecha sonido apunta,

Más allá de toda cima, porque de música hecha,

Se hallan los sentimientos más nobles de todo ser,

Que en armónico concierto tales prendas otorgas,

Para ennoblecer al Ser y conducirlo hacia El,

Que también música es.