Cimbrear, mecerse en el sonido vacío,
Rendirse a unos brazos que no abrazan,
A una voz que en quedo diapasón aguarda,
A un eco resguardado del más allá ausente,
Inerte a cualquier muestra de sentido,
A cualquier prueba del mental amigo,
Como un respingo sobrado de sí mismo,
En el fulgurante caminar del peregrino.
Sollozos amargos que dejas atrás,
Como rezo de plañideras distraídas,
Descentradas, y al recuerdo sometidas,
Como si en ello mismo les fuera la propia vida.
Resguardo anónimo de vientos que no existen,
Ángel que volatilizas aquello que no eres,
Despertar herido de un vagabundo errante,
Que se olvidó de si mismo al olvidarse
INCIENSO (Boswelia Carterii)
Hace 14 años
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