EGO

Resplandor vacuo que cierras los ojos de los que no quieren ver

Lo que sucede a su mismo lado, con otros seres que como ellos,

Pasan descalzados por un mundo abyecto de obscenidades crueles,

Matizados en mil críticas y juicios vanos de los que se creen en la verdad,

Y critican altivos los sanos lazos del amor que solidario se muestra.

Atisbo perplejo de sorpresas vacías, de tumultuosas vanidades,

Oscilantes y veleidosas, aguerridas y pasmosas que con sigilo,

Susurran a los oídos que nada tiene importancia más que el olvido

Y dejan pasar por delante de sus miradas muertas, el dolor y el sufrir de santos seres,

Que se convierte en hedor de vidas abiertas que desde el corazón gritan con fuerza.

GULA

Fecundo pasto apresado de las sedientas fauces,
Estandarte aguerrido de las húmedas hordas,

Con puñales abiertos encendidos en cruenta faz,

Que al tiempo atesoras con estruendos soñolientos,

Harapos que en el viento volverán a estallar,

En mil sonidos desconciertos que se devoran al azar.

Réquiem abyecto por el deseo ardiente de sentirte dentro.

Resoluta decisión de aquel que sin quererte te ingiere,

Con avidez disoluta sin saber si te prefiere.

Rápida ingestión de cromadas ilusiones, cuyo aroma,

Les confiere diferentes condiciones, aunque al tacto,

De la alfombra sonrosada, mil paradojas halladas,

Para satisfacción insolente, de aquel que de repente,

No sólo sacia su apetito sino su gula incipiente.

GUERRA

Acre zumbido del temido olvido,

Rezumar de hendidas intuiciones,

Que como hordas hambrientas,

Devoras lo que fuera digna sobriedad.

Lamento nimio a golpes forjado en el olvido,

Tesoro de un ocaso ya enterrado,

Que fuera en otros tiempos tu humilde lacayo.

Diapasón del abismo insondable,

Escrito en las hojas del árbol cortado,

A golpes de un hacha ansiosa de vida,

Sollozante esbirra de los mil actos acaecidos,

Que surgen y moran de la avaricia,

De almas indignas y enmohecidas,

Mensajeros de horror y tierras perdidas,

Que esgriman el poder tras sus mentiras,

Dictadores de libertades en tiempos prometidas,

Adivinos de llantos, muertes y heridos,

Que consagran tu nombre y en el altar lo ensalzan,

Te llaman de mil maneras, aunque siempre serás guerra.

ESENCIA

Fallido estruendo del atónito sueño,

Esperanzado amanecer que el tiempo paralizas,

Resoplar henchido del dulce gemido,

Que con el alba finalizas.

Recuerdo anonadado del momento atento,

Que emprendes el hechizo del ser en movimiento.

Réquiem por un protagonista herido

Que apenas en un suspiro, eco es del sueño,

Estallido que al morir el ego prevaleces,

Ternura insondable que en mi sueñas,

Recuerda pues quien eres, energía manifiesta.

Un instante, un sonido, un eco desvalido,

La auténtica señal del que es ya sumergido,

En miles de apariencias, en miles de sonetos,

Y aún cuando del amanecer abierto,

Abre sus alas al viento, si te detienes un segundo,

En ese sumergir profundo, como estela sagrada,

Tu vida y tu caminar consagran.

CORAZÓN

Suave aleteo que angosto fluye desde la calma,

Convirtiéndose en bravo sollozo que esculpe mi alma,

Ritual exacerbado entre miles de emociones diversas,

Que salvajes aparecen con inusitadas fuerzas,

Eco disperso y soñoliento que despereza mi espíritu, de tí hambriento

En mil tiempos, mil fases y sentimientos,

Que aletargados dormitan en los silencios,

Que se hacen canción con la música de tu alma,

Que rebosan ardientes, esperando ser profanados

Por el sensual olor de un vacío incandescente

Que se torna rubor en mis mejillas, al conocerte.